domingo, 4 de noviembre de 2007

NI PERRO DEL HORTELANO NI ENTREGUISTA NEOLIBERAL

(a propósito de un artículo de Alan García y una entrevista a Armando Villanueva)


En las ediciones de La República y de El Comercio del 28/10/2007, pp. 2-3 y a4, respectivamente, acaso no por casualidad, los máximos dirigentes del APRA ofrecen sus puntos de vista sobre la línea política que viene desarrollando su gobierno. En el caso de Villanueva del Campo, su presencia como personaje de entrevista en La República es frecuente. En cambio Alan García, hasta donde recordamos, sería la primera vez que ocupa un gran espacio en la principal página de opinión de El Comercio, como articulista. Este último caso es algo casi singular en un periódico que marcó una línea de exclusión absoluta al Partido de Haya de la Torre por el asesinato de un miembro de la familia Miró Quesada, supuestamente bajo patrocinio de los apristas. Se nota que hoy sus coincidencias programáticas neoliberales pesan más que los resentimientos del pasado. Villanueva del Campo y Alan García inciden casi en el mismo tema: la vía neoliberal como único camino para conquistar el “pan con libertad”, que para Haya de la Torre significó la “justicia social”, camino que, supuestamente, está siguiendo el gobierno aprista. Por eso la importancia de decir algo sobre sus afirmaciones.

Empezando por el artículo del Presidente García Pérez, se nota desde el inicio dos objetivos: definir su propuesta programática y justificar sus políticas concretas en el plano de las privatizaciones y las inversiones privadas. El título de su artículo, El síndrome del perro del hortelano, precedido por el antetítulo Poner en valor los recursos naturales, es todo un calificativo para quienes discrepan de las privatizaciones neoliberales y la explotación depredadora y barata de nuestros recursos naturales. García pone en blanco y negro lo que en el año y medio de su segundo gobierno viene afirmando: el gran papel de la inversión transnacional para nuestro desarrollo, por tanto, la necesidad de abrirles más el país a esos inversionistas para que en el Perú no haya más espacios “ociosos”. No hacerlo significa situarse en el papel del “perro del hortelano”. Consecuente con esta “nueva filosofía”, despotrica de las “telarañas del siglo XIX” (claro, de los socialistas, del marxismo, de la izquierda) sin darse cuenta de que sus propuestas corresponden a los panales avinagrados de la economía política del siglo XVIII: la exclusión del Estado y la primacía del libre mercado como “motor del desarrollo”, redivivo hoy como neoliberalismo con todos sus estragos sociales en los últimos 25 años, frente a los cuales hasta Stiglitz no se cansa de advertir que ese modelo, de mantenerse, destruirá más las posibilidades del desarrollo de los países pobres, funcionado solamente para los ricos (Joseph Stiglitz: El malestar en la globalización, 2001).

El abogado Alan García se ha propuesto ofrecer a todos los inversionistas, transnacionales y peruanos de “clase media” (¿?), nuestras tierras, nuestro mar, nuestra Amazonía con sus bosques y demás riquezas, nuestros hidrocarburos, nuestras aguas cordilleranas y sus potencialidades para generar energía eléctrica. Ofrece también facilidades para que los empresarios generen trabajo sin mayores costos laborales, ni más ni menos bajo el imperio del la desregulación laboral, presumiblemente para no poner en quiebra a los microempresarios, como si estos fueran los explotadores de los asalariados contratados a través de las sérvices, mecanismo principal de la mano de obra barata en el Perú de hoy. García camina un poco más y ofrece también los cerebros de los niños y jóvenes para que sean educados por maestros superdotados que pueden trabajar con las míseras remuneraciones docentes. Para colmo, quien en la década de los 80 pregonaba un tan estridente como artificial antiimperialismo cuando se refería a la deuda externa, en su artículo-programa no dice nada sobre este problema, la prioridad de su estructura presupuestaria actual.. Y como si los peruanos fuésemos ignorantes, nos ofrece los ejemplos “exitosos” de Alemania y “otros países”, obviamente países europeos desarrollados, que con el programa supuestamente neoliberal han conseguido cierto bienestar para esas sociedades, ocultando el hecho de que en esos países el “Estado del bienestar” se ha construido con una política de capitalismo centralizado y políticas sociales de naturaleza gratuita y universal; al contrario de lo que los neoliberales, a partir de los 80, empezaron a aplicar, desmantelando parte de ese capitalismo de Estado y generando mayores desigualdades sociales en Inglaterra, Alemania, Holanda, Francia, etc., lo que también ha ocurrido en Estados Unidos y Canadá. Los neoliberales de la “tercera vía” debieron de aplicar las recetas de Friedman y Hayek para elevar la tasa de ganancia de los grandes capitalistas. ¿No es así señor García?

No hay duda que el APRA ha pasado de su programa reformista a un programa estrictamente neoliberal. Alguien ha recordado que este programa impuesto por Fujimori se está profundizando más con el nuevo gobierno aprista, lo que nos lleva a recordar la frase de Haya de la Torre: “no hay que quitarle la riqueza al que ya la tiene, sino crearla para el que no la tiene” (década del 40), contradiciendo uno de los cinco puntos de su programa: “nacionalización de las tierras e industrias”. Alan García pregona en su artículo la venta de tierras, industrias, aguas, bosques y todo lo demás, es decir, el saqueo como programa. Aparentemente le reserva al Estado el papel de regulador, de “contralor” según el vocabulario de El antiimperialismo y el APRA, de Haya de la Torre, pero con el neoliberalismo el Estado es un simple subsidiario y no sirve ni para cuidar las licitaciones y compras que el mismo Estado hace a las proveedoras privadas, ¿no es verdad señor García?

En cuanto al contenido de la Entrevista a don Armando Villanueva del Campo, en ella el “líder histórico” del APRA afirma que en el Perú de hoy vivimos una “revolución pacífica” y mucho más: una “revolución social moderna”, pues se está llevando a cabo la descentralización y se está dotando a las municipalidades de muchos recursos para sus inversiones.

También don Armando nos considera ignorantes en economía política y hasta en historia moderna, pues nos dice que el capitalismo privado correspondió a la clase burguesa que no pudo conquistar la justicia social; y que el capitalismo de Estado correspondió al comunismo y también ya fracasó. ¿Y qué propone el APRA? La “gran alternativa” de “pan con libertad”. En principio, el capitalismo en su proceso de desarrollo ha pasado por la libre competencia hasta las primeras décadas del siglo XX; pero a partir de la crisis de 1929-32 debió de adoptar la forma de capitalismo de Estado o capitalismo monopolista de Estado que no es del caso describir aquí. El inteligente economista Keynes, consciente de los problemas creados por los grandes monopolios privados que estrangulaban la sagrada libre competencia, propuso enfrentar la crisis fortaleciendo el Estado capitalista. Los intereses privados, en ambas fases, no desaparecieron, de manera que el capitalismo es siempre, así se revista de cualquier envoltura, producción colectiva de la riqueza y apropiación individual. Siempre encuentra una envoltura eficaz para mantener su dominio (Alex Callinicos: Contra la tercera vía. Una crítica anticapitalista, 2001). Como la socialdemocracia europea, alternativa de lo que llamaron sus mentores “capitalismo popular”, ha ingresado a un proceso de crisis a partir de la adopción del programa neoliberal, Villanueva del Campo no lo menciona para esconder la verdadera naturaleza del programa actual de su partido. Evade también su responsabilidad cuando dice que el gobierno actual no es del APRA sino del Presidente García más unos ministros que provienen de otros partidos; que María Cuculiza es una persona respetable, como si el periodista le hubiese preguntado sobre su vida privada y no sobre su responsabilidad política como parte del fujimorismo depredador.

Para colmo, Armando Villanueva afirma, sin sonrojarse, que los problemas de corrupción carecen de trascendencia. Más aún, en el colmo de los colmos, justifica la alianza APRA-fujimorista porque el dictador ya no está en “función”, lo que también ocurrió con Odría y Manuel Prado Ugarteche. Según la docta filosofía de Villanueva del Campo, las fechorías de los dictadores y de cualquier gobierno “democrático” desaparecen cuando la cabeza ya no está en funciones. Con esta peregrina tesis, podríamos unirnos con cualquier grupo fascista porque Mussolini y Hitler ya no están en función. Ya nos imaginamos que los apristas sacarán el argumento de la alianza entre Mao y los nacionalistas chinos para enfrentar al imperialismo japonés, pero de eso se trataba entonces, de una guerra nacional contra un invasor extranjero, aunque a veces ni eso se puede, como en el caso de Vietnam, pues en el Sur dominaban los enemigos de la patria.

Ahora sí, que nadie se equivoque sobre el supuesto carácter izquierdista del APRA. Antes era posible el engaño. Hoy todo está claro.

José Ramos Bosmediano

No hay comentarios: