martes, 21 de julio de 2009

IQUITOS: LA MEMORIA HISTORICA

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

Después de un largo proceso civilizatorio, desde una raíz humana originaria, pasando por la invasión cultural de Occidente, la cultura amazónica del mestizaje se ha afincado en determinadas ciudades: Iquitos, Pucallpa, Contamana, Yurimaguas, Moyobamba, Puerto Maldonado, Requena, Lamas , Tarapoto, entre las más importantes por su significación demográfica y una tradición de elementos culturales que definen ciertos valores comunes que constituyen fuertes motivaciones para la organización y la búsqueda de reivindicaciones regionales, negadas sistemáticamente a través del proceso republicano del Perú. Fuera de las ciudades subsisten, sin embargo, culturas ancestrales en proceso de aculturación acelerada por la penetración del capitalismo en sus modalidad de explotación mercantil de sus recursos naturales y su fuerza humana de trabajo.
El conocimiento del proceso cultural amazónico ha constituido siempre, para los que han estudiado esta realidad, un instrumento para la construcción de una visión objetiva del ser amazónico, como trató de perfilar don Antonio Raimondi con su informe sobre el Loreto del siglo XIX, o Hassel sobre las poblaciones aborígenes de esta gran región al finalizar el citado siglo, para citar sólo a dos estudiosos de la Amazonía peruana.
De todas las ciudades de la Amazonía peruana corresponde a Iquitos, hasta el presente, la expresión más desarrollada del proceso cultural que recoge vertientes de lo autóctono, lo republicano y las influencias de los países fronterizos (Colombia y Brasil, básicamente). En Iquitos se manifiestan los procesos económicos y sociales que los colonialismos externo e interno han logrado imponer, desde una arquitectura que rememora bonanzas para una minoría (la “bonanza” del caucho) hasta la disputa espiritual a través de los credos religiosos, vigente en la actualidad.Un elemento importante de lo amazónico es el acendrado espíritu patriótico, forjado desde el proceso mismo de la primera independencia hasta la heroica defensa de la soberanía nacional, tanto por la resistencia indígena frente a las incursiones brasileñas-portuguesas, cuanto por la defensa de las zonas fronterizas con Ecuador y Colombia.
No es una mera casualidad la formación del Frente Patriótico de Loreto, denominación que recoge el ethos histórico de los amazónicos.La cultura amazónica se encuentra en formación, como ocurre también con la cultura peruana, a partir de diversas vertientes y tradiciones comunes.. A partir de la década de los años 60 del siglo XX, ha surgido en la Amazonía peruana un nuevo impulso de recuperación y construcción de la cultura amazónica, de definición de identidades y de recuperación de la memoria histórica; la investigación histórica con objetivos de sistematización cronológica para la mejor comprensión del proceso que ha seguido la región como parte de la historia del Perú; la creación literaria y artística en general como un proceso colectivo a través de “Bubinzana”, por ejemplo; la organización de los materiales culturales físicos, como es hoy el Museo Amazónico; la recopilación y publicación de la tradición literaria de los pueblos originarios; la identificación y valoración de la arquitectura republicana de Iquitos, la publicación de las crónicas que reflejan las contradicciones entre las comunidades aborígenes y la conquista de los invasores occidentales en ese gran proyecto “Monumenta Amazónica”; la recuperación del folklore amazónico a través de la danza y la música; las expresiones musicales que traducen la psicología, entre la alegría y el humor, del amazónico citadino; una nueva inquietud literaria que busca recuperar el espacio ecológico en proceso de deterioro; el impulso de la lucha organizada de los pueblos amazónicos, como las que tuvieron lugar en los 70, 90 y en estos años del siglo XXI: son los más importantes elementos de un mismo proceso que conduce hacia la “ruta cultural” de nuestra Amazonía, frase que tomo del título de uno de los libros más significativos de Luis E. Valcárcel, “Ruta cultural del Perú”.En ese proceso, sintéticamente anotado, se inscribe hoy el trabajo del poeta y periodista, poeta primero, Javier Dávila Durand, en el Centro Cultural de la Universidad Científica de Iquitos, cuya sede es el segundo piso de una de las construcciones más emblemáticas del Iquitos del siglo XIX, de arquitectura ecléctica y de volúmenes interiores amplios para enfrentar la elevada temperatura regional.
Así como no se puede obviar una visita al Museo Amazónico, hoy no será posible dejar de observar y asimilar la memoria histórica, gráfica y estética de gran parte de la Amazonía peruana, principalmente de Loreto.Lo que está construyendo Javier Dávila Durand es una suerte de introducción a la cultura amazónica expresada y perennizada en recortes periodísticos; documentos oficiales de fechas y hechos memorables para la historia de la región y del propio país; pinturas y poesía ilustrada; fotografías de hechos, personajes y lugares que definen momentos significativos de Iquitos.Javier Dávila, con el apoyo del poeta Carlos Reyes, han organizado una fototeca en permanente proceso de incremento, por tanto, inconcluso como para darle el sentido de construcción indefinida, siempre renovada y acumulativa.El trabajo cultural, que sólo tiene un año, es ya un foco de atracción para quienes buscamos en Iquitos no solamente a la urbe bulliciosa, alegre y acogedora, como es, sino también las manifestaciones de la cultura sintetizada en la memoria histórica, en la cultura objetivada, como dirían algunos filósofos “culturalistas”.Pero este centro cultural es también un recinto de gran utilidad para la educación escolarizada, un auxiliar de primer orden para que los estudiantes de Iquitos observen y asimilen mejor los elementos culturales más significativos de su tierra amazónica, en una ciudad que se debate entre la falta de desarrollo y las aspiraciones de un desarrollo integral, uno de cuyos elementos es la superación espiritual de sus habitantes.Pareciera que Javier Dávila Durand, al tiempo que intuye y escribe poesía, imagina también una ciudad, Iquitos, que instruya, eduque y ayude a asimilar la gran aventura de construir una identidad a través de la memoria histórica.Poetas amazónicos y extranjeros, estudiosos de la Amazonía, héroes de nuestra historia amazónica, pintores y periodistas de imborrable memoria, personajes como Charpentier (“Charpico”), aquel ocurrente periodista y eterno candidato presidencial que ofrecía al pueblo “pan con mantequilla” para burlarse de la demagogia aprista del “pan con libertad”, tienen lugar en la fototeca del centro cultural y nos invitan a reflexionar sobre lo que fue la Amazonía peruana, lo que es hoy y lo que podríamos edificar en el futuro.Ninguno de los gobiernos regionales y municipales que en Loreto han sido, han tenido ni tienen más iniciativa que sembrar cemento de dudosa consistencia. Un hombre con sensibilidad estética y compromiso social, como Javier Dávila Durand, está demostrando que el pan y la belleza (José Carlos Mariátegui) no se oponen como genuinas reivindicaciones de los pueblos, en este caso, de los pueblos amazónicos.

LA MEDIOCRE INTELLIGENTSIA APRISTA

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

La palabra intelligentsia, en inglés, se usa frecuentemente en la sociología para designar al grupo intelectual (intelectualidad) de una clase social, de un partido o de un país que cumple el rol de generar ideas para la orientación de sus integrantes, militantes o ciudadanos, respectivamente.Una sociología de la intelligentsia en el Perú en el período republicano nos puede informar de una evolución trunca en cada uno de los sectores que hemos mencionado, pues, desde una visión del Perú, la intelectualidad dominante, de orientación conservadora o mediocremente liberal, ha carecido de fuerza propia. Las ideas que ha difundido no han logrado generar un pensamiento arraigado en la realidad nacional al no corresponder a los intereses del país. Si quisiéramos citar a uno de los más famosos intelectuales de la derecha peruana, José de la Riva Agüero y Osma, sólo encontramos en él al hispanista que reduce la esencia del ser nacional a la herencia española. Orientación no muy diferente corresponde a Víctor Andrés Belaúnde y su teoría de la “síntesis presente”, con la apariencia de una valoración “equilibrada” de lo indígena y lo hispano en la formación de la peruanidad. Los más avanzados intelectuales del liberalismo peruano del siglo XX, como el historiador Jorge Basadre, quizás el más coherente y progresista de los intelectuales de la derecha peruana, no logró superar la visión del “equilibrio” entre lo indígena y lo hispano.El más famoso de los intelectuales de la derecha peruana actual, Mario Vargas Llosa, ha reducido su rol al de un entusiasta y hábil predicador de las ideas de lo que hoy se conoce como el neoconsevadurismo liberal, o simplemente neoliberal, anticomunista profesional con seguidores incondicionales, incluyendo al máximo líder aprista de la actualidad, Alan García Pérez. El caso de Mario Vargas Llosa es singular por su autoría literaria y su prestigio internacional como defensor del orden burgués dominante, lo que explica su presencia permanente en los medios de comunicación que dirigen la opinión pública desde las transnacionales de la información al servicio de la hegemonía de los Estados Unidos y sus socios europeos y latinoamericanos. No es ninguna casualidad que el actual gobierno aprista tenga el aval intelectual del autor de “La casa verde”.A partir de la tercera década del siglo XX una nueva intelligentsia peruana se va perfilando como alternativa a los intelectuales de la derecha tradicional. Esta nueva orientación del pensamiento se enmarca en los nuevos elementos de la cultura peruana: un pujante movimiento obrero que logra conquistar la jornada de las ocho horas de trabajo; una vanguardia literaria que tiene en César Vallejo su más alto exponente; un movimiento de valoración de lo indígena, el indigenismo militante; la presencia del socialismo como corriente internacional ligada a la lucha por la transformación social; el despertar de la conciencia estudiantil progresista que se plasma en el movimiento de la Reforma Universitaria que hace crujir a la intelectualidad conservadora en las universidades peruanas (todas estatales en aquellos tiempos); la investigación histórica que se orienta a rescatar los elementos ancestrales de la cultura peruana; el pensamiento marxista y su aplicación a la interpretación de nuestra realidad con fines de transformación social, con José Carlos Mariátegui; la aparición del pensamiento político reformista con Haya de la Torre y su intento, fallido por improcedente, de amoldar la teoría física del espacio-tiempo a la interpretación de la realidad peruana y su tesis del Estado antiimperialista bajo la conducción de la burguesía nacional, cuyo destino vemos hoy en el modelo del “perro del hortelano” de su discípulo más predilecto, Alan García Pérez. No es verdad, pues, como afirman ciertos intelectuales y “analistas políticos”, que Alan García está traicionando los planteamientos de su Jefe.La inexistencia actual de una intelligentsia aprista.
Aunque no exista como para ser denominada como tal, hay que rastrearla en su evolución para comprender sus exageradas pretensiones actuales, pues tanto el presidente Alan García con algunos de sus libros publicados y sus artículos sobre el “perro del hortelano” (2007), seguidos de su “Carta ...” que apela a la fe de los peruanos (2009), como el dirigente aprista Jorge del Castillo Gálvez con sus artículos de opinión en La República, pretenden orientar a la opinión pública sobre la viabilidad de su política de “cambio responsable” con la “modernidad” neoliberal que impusiera la rapaz dupla Fujimori-Montensinos durante los años 90 del siglo XX.Los tres intelectuales más significativos que ha tenido el APRA son Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez y Manuel Seoane Corrales. El primero como hábil organizador y no menos hábil creador de la doctrina aprista, mezcla de socialdemocracia y reformismo burgués envueltos en una retórica demagógica que José Carlos Mariátegui y el cubano Julio Antonio Mella alertaron en cuanto Haya de la Torre fundó su Alianza Popular Revolucionaria Americana en 1924 en la ciudad de México, una alternativa que se enfrentaba a la tendencia socialista que recorría toda América Latina en aquellos años de los 20 del siglo pasado. Desde su “antiimperialismo” de doble faz (uno bueno y otro malo), el fundador del APRA recorrió un camino de involución ideológica hasta llegar a decir que “no se debe quitar la riqueza al que lo tiene sino crear riqueza para el que no lo tiene”, orientación que fundamentó sus alianzas con la vieja oligarquía representada por Manuel Prado Ugarteche (1956) y por Manuel A. Odría (1963). Sus ensamblajes ideológicos del espacio-tiempo-histórico con la socialdemocracia europea y la teoría del reto-respuesta de Arnold Toynbee no fueron más que justificaciones para seguir defendiendo el injusto orden social existente en el Perú.En cuanto a Luis Alberto Sánchez, su máximo valor radica en sus estudios sobre la literatura peruana y latinoamericana, con algunos estudios sobre la universidad y la cultura peruanas. Ha sido para su partido lo que Gramsci denominó “intelectual orgánico”, tan disciplinado para defender lo indefendible en política y un incasable estudioso de lo que le apasionó desde su primera juventud: la literatura.Manuel Seoane Corrales fue, mientras vivió, un referente importante de la ideología aprista, especialmente en sus planteamientos polémicos contra lo que él llamó los “comunistas criollos”, es decir, los socialistas peruanos. Este anticomunismo opacó en Manuel Seoane al inteligente estudioso de los problemas políticos del siglo XX, especialmente su libro “Las seis dimensiones de la revolución mundial”.Pero la intelligentsia aprista se quedó allí, donde empezó, como una metáfora de la mediocridad intelectual. Poetas y narradores que luego han hecho historia en el desarrollo de la intelectualidad de izquierda, así como políticos de las nuevas generaciones apristas como Luis de la Puente Uceda y Carlos Malpica Santisteban, debieron de emigrar del aprismo para no traicionar sus ideales de transformación social y de justicia. La izquierda fue su natural militancia.

LA MEDIOCRIDAD APRISTA HOY

Leer lo que escribe Alan García no es sino sumergirse en esa cháchara neoliberal que tuvo en la respuesta de masas el movimiento indígena amazónico la mejor prueba de su superficialidad ideológica, su contradicción práctica, aun cuando el gobierno aprista, como representante orgánico de los intereses de las transnacionales, no abandonará su proyecto de privatizaciones y de mayor apertura comercial con el TLC. Peor es el caso de Jorge del Castillo, cuyos artículos en La República delatan la escasa capacidad del jefe aprista para articular ideas importantes. Su papel es el de repetir, con falacias, la propaganda sintetizada en el eslogan “El Perú avanza”. Demostrando su más absoluta falta de mediana solvencia intelectual, en uno de sus últimos artículos, que trata de la Jornada de Lucha del 8 de julio, recurre a la más burda tergiversación de los hechos para “demostrar” el fracaso de un supuesto Paro Nacional que nadie convocó como tal. Artículo tras artículo viene difundiendo la mentira de que su gobierno está construyendo un país con “justicia social” y que hay un complot internacional para que el Perú no progrese. Pero lo más abominable de este articulista es que ha logrado insertarse en La República para ponderar como defensor del pueblo sin haber pasado por la investigación a la que debe ser sometido por su participación en las conversaciones incursas en los actos perpetrados por su compañero de partido Rómulo León Alegría y otros altos funcionarios apristas.Un partido como el APRA, con una ideología que se adapta a cualquier emergencia de las clases dominantes, no solamente no requiere de intelectuales propios, sino que no los puede generar ya. Todo intento de elaborar ideas, como el de Alan García, se convierte en producir pastiches de las ideas que los intelectuales de las clases dominantes imponen; en el caso de aquél, se trata de la vulgarización de las recetas del neoliberalismo en bancarrota ideológica y política. Lo mismo ocurre con el PRI de México y con todas las fuerzas de la derecha latinoamericana que se están enfrentando a las tendencias de transformación que recorren América Latina en este siglo XXI.

domingo, 26 de octubre de 2008

FRENTE A LA CRISIS, UN GABINETE CONTINUISTA

Con la difusión del audio sobre los negocios petroleros en la noche del 5 de octubre, la debacle política del gobierno aprista se hizo más evidente, no como para dar paso a su caída, planteado oportunistamente por algunos dirigentes que parecen vivir al margen del movimiento de masas y el análisis de la correlación de fuerzas, sino para que su vapuleado gabinete sea recompuesto que dé la imagen de un supuesto cambio fundamental. Un parche como éste, o un cambio de mayor contenido, podría haberse actuado mucho antes del 2008 si es que el gobierno aprista se hubiese propuesto gobernar en función de los intereses nacionales y del pueblo. Incluso en el presente año podría haber cambiado su gabinete luego de la estrepitosa derrota infligida por el movimiento campesino-nativo que trajo abajo su plan de privatización masiva y acelerada de las tierras de costa, sierra y selva. Pero no. Siendo su objetivo básico consolidar el programa neoliberal y con la unidad de la derecha más apátrida y antipopular a la que representa en el Perú de hoy, seguía aferrándose a una burocracia ministerial adicta al manejo corrupto del Estado, con los más conspicuos neoliberales y fujimoristas que, “tapándose la nariz”, dieron su voto por Alan García Pérez.  

EL DETONANTE DE LA CRISIS POLÍTICA

Así como sin el video Kouri-Montesinos del 2000 no hubiese estallado en mil pedazos la dictadura de la gran burguesía neoliberal de los 90, dando paso a una “transición” intrascendente y a nuevos regímenes neoliberales que desde el 2001 gobiernan el Perú, de igual manera, el audio del 5 de octubre ha sido el detonante de la caída del gabinete encabezado por Jorge del Castillo Gálvez, uno de los políticos apristas más hábiles para usar, por encargo, los métodos de la maniobra propios de la política criolla peruana. Mencionados y comprometidos por los interlocutores del audio, los gobernantes apristas no estaban en condiciones de seguir encabezando un nuevo gabinete en el mismo momento en que la presión pública les obligaba licenciar a un grupo de neoliberales que ha demostrado su pequeño interés de manejarse como los comedidos servidores de las transnacionales. Era necesario un personaje que lave el ambiente, que dé la impresión de diálogo con todos los sectores y que rejuvenezca las arrugas políticas para recuperar la popularidad perdida en los dos años y medio de ejercicio gubernamental. Ese personaje estaba en el norte del Perú, en Lambayeque, buscando un espacio para su candidatura presidencial en el 2011, entrevistado frecuentemente desde Lima como el “mejor presidente regional”, claro, en medio de tanta mediocridad reinante en los gobiernos regionales desde el 2002. Yehude Simon Munaro, otrora militante de izquierda, no pensó dos veces para coger la mejor oportunidad de apuntalar su espacio político. El detonante le ha puesto en la cúspide del gobierno para enmendar los entuertos de su predecesor y apagar los fuegos de los reclamos populares con nuevos procedimientos y usando el recuerdo de viejas afinidades izquierdistas para embaucar a los intonsos, crear ilusiones de “cambio de rumbo” a un gobierno que tiene el suyo con el nombre eufemístico de “cambio responsable”.  



NI DIABLO NI DEMIURGO

Los más ignorantes y primitivos neoliberales, como son los fujimoristas, lanzaron sus dardos anticomunistas contra el nuevo Primer Ministro Yehude Simon. Ni siquiera recuerdan que Simon pronunció un discurso cuando Alberto Fujimori visitó la cárcel donde aquél estaba pagando su condena por “terrorista”, en el cual felicitaba al dictador por haber construido la cárcel “mas moderna” de América Latina, una especie de oda a las prisiones donde, como dice un poema de Ho Chi Minh, “los hombres libres se amontonan...” ¿Quién puede negar la metamorfosis ideológica y política de Yehude Simon desde una posición de izquierda, entre anarquista y reformista, hasta un ferviente creyente en la economía de mercado, en las inversiones extranjeras como palancas necesarias y suficientes para generar el desarrollo de las regiones y del país, su adecuación a la democracia burguesa en su factura neoliberal? Para los fujimoristas el factor Yehude podría significar la frustración de su estrategia de alianza con el gobierno aprista para facilitar la absolución de su jefe extraditado. Este infundado celo fujimorista carece de valor frente al apoyo que recibe el nuevo Premier de los jefes políticos y empresariales neoliberales. Yehude Simon, pues, no es el “diablo” que podría cambiar los cimientos y las condiciones del programa neoliberal ni constituye un peligro para el dominio actual de las clases en el poder del Estado. Lo que sí podría ser factible es su conversión en la alternativa de una candidatura neoliberal de “nuevo rostro” que supere las desgastadas figuras de UN y Cía, y de un partido aprista que carece de elementos electoralmente idóneos para enfrentar las elecciones presidenciales del 2011.

Así como no constituye ningún peligro para el proyecto neoliberal en curso, Yehude Simon tampoco está en condiciones de hacer otra cosa que amagar para que nada cambie. No es el demiurgo que con sus conversaciones con líderes de distintas fuerzas y con sus buenas intenciones podrá resolver los problemas, por lo menos los más urgentes o de alcance inmediato, del país. Por de pronto, no podrá hacer variar la estructura presupuestal básica sujeta al Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2009-2011, pactado con el FMI y de obligatorio cumplimiento a base de “gastos modulados”, como se llama hoy al ahorro estatal en servicios e inversiones para no fallar en el pago de la deuda externa ni subir la presión tributaria que haga pagar más impuestos a quienes más tienen y ganan, incluyendo a las transnacionales. Este es el Rubicón que debe saltarse en el Perú de hoy en materia económica para dar paso a una política económica que rescate la soberanía y se desligue de las ataduras neoliberales y capitalistas, condición sino qua non para empezar a recuperar el rol del Estado en la planificación del desarrollo nacional, económico y social. Esta faena no está en la cabeza de Yehude Simon y, si lo estuviere, no estaría a su alcance, pues, como Primer Ministro, forma parte de un gobierno con un programa inamovible: el programa neoliberal. 

FRACASO NEOLOIBERAL Y LUCHA POPULAR

La crisis política del gobierno aprista es parte de las contradicciones del sistema capitalista en el Perú en su versión neoliberal, de cuyo fracaso en el mundo y en América Latina en particular ya nadie duda. El neoliberalismo se presentó con los demagógicos objetivos de mejorar “la calidad de vida” de los más pobres, mejorar la “calidad de la educación” y crear empleo sobre la base de las inversiones extranjeras que generarían un crecimiento del Producto Interno Bruto cuyos efectos de mediano y largo plazo serían nada menos que generar más inversiones y producir el “chorreo” de ingresos hacia abajo. Del mediano plazo ya hemos pasado al largo plazo si consideramos los casi veinte años desde su aplicación en el Perú y casi treinta en América Latina. Como lo demuestran Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Ecuador, República Dominicana, Brasil y Argentina, de la ortodoxa economía de libre mercado se está pasando a una economía que tenga como centro el poder del Estado para recuperar soberanía, derechos sociales arrebatados al pueblo y la creación de nuevas condiciones para el desarrollo de una sociedad justa y solidaria. Para los neoliberales, este “cambio de época”, como lo designa la Presidenta argentina Cristina Fernández al sustentar la recuperación de la seguridad social pensionaria de manos de los comerciantes y banqueros tramposos, se presenta como el “diluvio” para sus intereses burgueses de explotación de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo de millones de asalariados en cada uno de nuestros pueblos. En el Perú los neoliberales se muestran tan temerosos de que pueda cundir lo que están llamando el nuevo “modelo argentino”, que han empezado a ofrecer mayores “garantías” a los afiliados de las AFPs, pues no saben cómo tapar la inmensa suma de 15 mil millones de pérdidas de esos fondos, pérdidas que perjudican a los “ahorristas” pero que para los empresarios no afectan en nada sus millonarias ganancias (200 millones de dólares al año).

El movimiento popular en el Perú, débil aún en su organización y carente de un proyecto político de izquierda socialista que sea más que “oposición constructiva”, viene, sin embargo, luchando y asestando importantes golpes políticos al régimen neoliberal. Con su lucha permanente no permitió que el gobierno de Toledo avance en la consolidación neoliberal, como tampoco está permitiendo que el gobierno aprista actual consolide el proyecto de la gran burguesía en el Perú. Los paros y las movilizaciones nacionales promovidas desde la CGTP; las luchas de las comunidades del interior del país contra la explotación minera metálica y de hidrocarburos; los recientes combates de los campesinos y nativos amazónicos contra el plan de venta masiva de las tierras amazónicas en función del TLC firmado con los Estados Unidos; las luchas reivindicativas de los maestros de todos los niveles educativos, de los trabajadores del Poder Judicial, de los médicos y demás trabajadores del sector Salud y de la Seguridad Social; los movimientos cívicos de las ciudades bajo la conducción de los Frentes de Defensa, son la expresión de un clima de oposición social desde abajo, de descontento creciente de una vasta población que experimenta el mayor enriquecimiento de una minoría explotadora y la mayor pauperización de la mayoría de los peruanos. La tendencia es la polarización de la sociedad peruana entre desposeídos y privilegiados, contradicción que las clases dominantes han pretendido y pretenden resolver con su Acuerdo Nacional, sus “mesas de diálogo” y tantas otras maniobras políticas diversionistas. La presencia de Yehude Simon como cabeza del actual Gabinete Ministerial es otra de esas maniobras. 

De las condiciones en que se produce la lucha de clases en el Perú, se puede deducir que el movimiento popular, para su desarrollo consciente, requiere una orientación de renovación ideológica basada en la alternativa socialista, desde la comprensión de que el programa neoliberal en crisis no es más que la crisis del capitalismo en el Perú, como que la crisis del neoliberalismo en el mundo no es más que la del sistema capitalista. Por lo tanto, esa alternativa no es otra que el socialismo cuyos valores de justicia social, libertad, solidaridad y lucha antiimperialista siguen más vigentes que nunca. No es el liberalismo renovado que nos presentan los socialdemócratas el camino que debe seguir el Perú, pues no pasaría de ser el refugio redivivo de la explotación capitalista con su armatoste “democrático” del parlamentarismo y/o presidencialismo burgueses en crisis.

En la construcción de esa alternativa revolucionaria y socialista el papel de la clase obrera es crucial, con la participación del campesinado y del movimiento indígena, bases sociales fundamentales de organización y lucha. Los intelectuales democráticos y patrióticos, los profesionales que ven recortados su derecho a un ejercicio digno de su especialidad, los trabajadores independientes y empleados del sector publico y privado, son parte de un pueblo que busca una transformación fundamental del país. 

Las banderas concretas de la lucha actual del pueblo peruano, sin embargo, no pueden perderse de vista para seguir avanzando hacia la derrota del neoliberalismo que nos abra paso a la lucha contra el sistema capitalista en el Perú. Ellas tienen que ver con la defensa de la soberanía nacional frente a las transnacionales, la defensa de nuestros recursos naturales y del derecho a la tierra para los campesinos y comunidades nativas, una nueva política agraria que resuelva la propiedad de la tierra y la producción agropecuaria en función del mercado interno en primer lugar, el combate al narcotráfico desde una política agraria de desarrollo integral en el medio rural, la construcción de una seguridad social integral y solidaria bajo la conducción del Estado y de los trabajadores, construcción de un sistema de educación basado en la escuela pública gratuita y universal, un sistema de salud pública bajo responsabilidad del Estado, la democracia popular que supere la formalidad de la democracia burguesa en crisis sobre la base de la democracia directa de masas, la recuperación de los derechos de los trabajadores públicos y privados, la prioridad presupuestal de los servicios públicos que beneficien a las mayorías y la consiguiente revisión y reestructuración de los servicios de la deuda externa, la recuperación del papel empresarial del Estado y su capacidad de conductor de la economía nacional, la reconstrucción del proceso de descentralización y del manejo planificado de los gobiernos regionales y municipales, la lucha contra la corrupción como parte de la lucha por un nuevo sistema económico y social. Estas y otras banderas democráticas y nacionales solo pueden tener una expresión coherente en un proyecto de desarrollo nacional sobre nuevas bases programáticas, que nada tiene que ver con la “economía social de mercado”, ni con la ortodoxia del “libre mercado”, y peor con el planteamiento difuso de la “economía nacional de mercado” que viene planteando el PNP.

Ni los tratados de libre comercio, ni las cumbres de la Unión Europea y de la APEC son alternativas para nuestros problemas. Ambos son las nuevas expresiones del poder imperialista en nuestro país.  

Iquitos, octubre del 2008

lunes, 5 de mayo de 2008

LOS FRENTES SON DEL PUEBLO, NO DE LOS PARLAMENTARIOS

Una vez más se realizó la farsa de la llamada Cumbre Amazónica en la ciudad de Pucallpa, precedida por otra similar en Pichanaki. En este lugar, algunos parlamentarios “amazónicos”, entre los cuales no podía faltar el concesionador de bosques de la región Loreto Víctor Isla Rojas, impusieron su fracasado paro del 17 y 18 de marzo, sin haber realizado hasta la fecha una evaluación de sus responsabilidades. Nuevamente en Pucallpa, los días 12 y 13 de abril, los mismos parlamentarios y sus empleados (llamados asesores) dirigieron su “II Cumbre”, desconociendo la presencia del Presidente del FPL como tal, quien debió de asistir para dejar sentada la posición de nuestra organización. Esta nueva reunión fue organizada y dirigida por los parlamentarios Nájar Kokally, Víctor Isla y sus empleados e impusieron un conjunto de acuerdos que nadie discutió en sus bases, como la realización de una “lucha amazónica” que consistiría en paros y movilizaciones “según las posibilidades”, sin haber respondido por su fracaso anterior y sin tener en cuenta que, a nivel nacional, la CGTP y los frentes de defensa vienen coordinando para un Paro Cívico Nacional cuya fecha será fijada oportunamente. En el colmo de la manipulación, los parlamentarios reconocieron como delegado de Alto Amazonas a José Arévalo Bartra, estudiante trotskista de La Cantuta que vive en Lima, que se coludió con un empresario del turismo en Yurimaguas para defender una propiedad usurpada que impedía a humildes pobladores seguir viviendo en esos terrenos. A esta “II Cumbre” no asistieron ni la mitad de los frentes de defensa y los que fueron considerados como tales, Ucayali y Madre de Dios, no han hecho más que adherirse a los burocráticos planteamientos que llevaron los parlamentarios, como el que acuerda realizar una nueva “cumbre” en octubre con sede en Loreto.

No cabe la menor duda que esas “cumbres” están organizadas con reales objetivos de proselitismo político para las elecciones del 2011. Sus promotores se ponen por encima de los frentes para hacer su propaganda personal bajo la sombra del humalismo en el caso de Víctor Isla, promocionando, de paso, a otros personajes que mienten a la población loretana, como Eva Matute, a quien siguen considerando como “presidenta” del FPL. Nosotros no podemos avalar a una burocracia parlamentaria que tergiversa el real significado democrático y popular de los frentes de defensa, organizaciones que deben representar bases realmente existentes y no fantasmas. Cualquier evento que realicemos debe ser preparado por los dirigentes y con las masas organizadas. Las propuestas que se discutan deben ser consultadas. Por esta razón denunciamos que esos eventos parlamentarios no pueden comprometer a ninguna base del FPL; y llamamos a los compañeros de Alto Amazonas que asistieron de buena fe a la “cumbre” de Pucallpa, deslindar y rechazar esos procedimientos, hacer respetar a su base y fortalecer al FPL. Nuestra preocupación actual es fortalecer los frentes provinciales y, por ende, el FPL; y esta tarea nos corresponde a nosotros y no a los parlamentarios. Si ellos quieren apoyar, pueden hacerlo, pero no les permitiremos sustituir a los frentes y a los dirigentes que los representan.

EL NEOLIBERALISMO Y LA REPRESION SE ENSAÑAN CONTRA EL PUEBLO

Desde que asumimos nuestras funciones, en enero del 2008, hemos venido señalando que el gobierno aprista se ha convertido en el mejor defensor y continuador del programa neoliberal que dejó el fujimorismo y que desarrolló el gobierno toledista. Ese programa se expresa hoy en la mayor pobreza del pueblo, lo que obliga al Banco Mundial ordenar aumentar el reparto de alimentos y dinero en efectivo para que los pobres no protesten frente a las grandes desigualdades sociales entre unos cuantos ricos y millones de pobres. A esto el gobierno le llama “justicia social”. La continuación de las privatizaciones amenaza hoy con entregar a los capitalistas extranjeros todos nuestros puertos, con el cuento de la “modernización”, amenaza también a toda la Amazonía peruana con el proyecto de ley 840, que el pueblo loretano rechazó con la Consulta Popular del 24 de febrero, cuyo impacto frenó, hasta hoy, la aprobación del mencionado proyecto. El cacareado crecimiento económico basado en la explotación de los recursos mineros, solo enriquece a las transnacionales; así como el gran comercio, la agro-exportación y las operaciones financieras bancarias, generan grandes utilidades para los inversionistas privados, mientras que el aumento de los precios (inflación) de los productos de consumo golpea más a la gran mayoría de los peruanos, no solo a los más pobres, sino a los que tienen ingresos familiares menos de 2000 soles al mes. La corrupción sigue igual, como el caso del Servicio Integral de Salud en Ica y la farsa de su reconstrucción, el programa de vivienda del Banco de Materiales, las becas del Ministerio de Educación, la defensa que hace el propio Alan García al denunciado Alex Kouri, sólo para citar algunos ejemplos.

Por el lado de la represión, toda protesta es calificada de “ilegal”, “terrorista” o “dirigida por Hugo Chávez”, fantasma que asusta a los que viven explotando a la gente en América Latina. Hay campesinos asesinados por la policía, dirigentes y activistas procesados por las luchas, como el caso de los compañeros de Andoas, los campesinos y dirigentes del Alto Piura (Majaz), los dirigentes de Caballococha (caso del Profesor Rodrigo Rojas Rojas), los jóvenes asistentes a un evento político en Ecuador, etc. El programa neoliberal, como se demostró durante el fujimorismo, no se puede aplicar en paz, necesitó del golpe de Estado del 5 de abril de 1992 para imponer el programa de los ricos a través de una dictadura. Por eso, quien protesta debe ser eliminado políticamente y los “demócratas” Toledo y García usan leyes más drásticas par impedir que las masas reclamen sus derechos.

Frente al programa neoliberal, ningún gobierno regional desarrolla una política alternativa, sólo se adecuan al programa centralista, tal como ocurrió con los gobiernos regionales anteriores.

IZQUIERDA Y NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA

El reciente triunfo del ciudadano católico Fernando Lugo en las elecciones presidenciales del Paraguay, el domingo 20 de abril, ha generado una nueva ola de expectativas sobre el avance de la izquierda en América Latina. En general, todas las corrientes que se oponen, con mayor o menor radicalidad, al neoliberalismo, celebramos el triunfo de Lugo y predecimos la debacle final del programa del “Consenso de Washington”.

Pero no se vaya a considerar que todas las valoraciones del triunfo y de las perspectivas de la izquierda en América Latina tienen el mismo signo, el mismo contenido de clase y, por ende, el mismo camino de lucha. Se nos presentan criterios analíticos y valorativos de diversos significados ideológicos y políticos. Son criterios relacionados con los factores que impulsan la tendencia izquierdista, por un lado; por otro, la perspectiva de esa tendencia, que concierne a los objetivos de lucha contra el neoliberalismo.

Hay quienes, como el sociólogo y ex Ministro toledista Nicolás Linch (véase: Fernando Lugo en Paraguay, en La República, 24/4/2008, p. 18), que consideran la tendencia izquierdista en desarrollo como una consecuencia casi mecánica de que la economía neoliberal, impuesta por los Estados Unidos, estaba condenada a explotar y está explotando (Linch, art. cit.), afirmación que oculta los factores que están acelerando el fracaso neoliberal, en especial la lucha de las masas oprimidas y de los sectores socialistas que impulsaron esa lucha, al lado de sectores que, sin ser socialistas, enfrentan al neoliberalismo con un programa nacionalista consecuente, como es el caso del gobierno bolivariano de Venezuela, al cual Nicolás Linch, desde su ideología profundamente antisocialista (por ende, anticomunista), le endilga el calificativo de “provocador”. Si las masas oprimidas y los partidos y movimientos sociales progresistas y revolucionarios se hubiesen atenido a la sola consideración del “fracaso inevitable” del neoliberalismo, sin desplegar su energía opositora en las calles y en las ideas, indudablemente que el imperialismo estadounidense y sus gobiernos títeres hubieran tenido un mayor espacio a su favor para prolongar la aplicación de su programa salvaje. Para los opositores liberales al neoliberalismo son insignificantes las luchas indígenas en América Latina; el papel del vasto movimiento antiglobalización de los foros sociales; la persistencia de los sindicatos clasistas y de las fuerzas socialistas y comunistas que no arriaron la bandera contra el capitalismo después de la caída del denominado “socialismo real” (1989 como año de referencia por la caída del Muro de Berlín); el rol de permanente enfrentamiento del gobierno y pueblo cubanos al imperialismo de Estados Unidos. En el caso del Perú, la lucha contra el neoliberalismo fue desplegada, con muchas dificultadas, frente a la dictadura fujimorista y su programa, manteniendo esa lucha durante el gobierno de Alejandro Toledo y prosiguiéndola hoy frente al nuevo gobierno aprista, de cuya identidad neoliberal nadie puede dudar ahora.

Y está la otra diferencia de criterios: hasta dónde se puede llegar en la lucha contra el neoliberalismo. Para los opositores liberales o socialdemócratas, la lucha contra el neoliberalismo no puede avanzar más que hasta conquistar un “equilibrio” entre el papel del Estado y el libre mercado en el proceso económico, lo que permitiría sentar las bases de una democracia desarrollada. Este planteamiento, que ha sido elaborado por los pregoneros del “capitalismo con rostro humano”, tanto por Bill Clinton como por los socialdemócratas europeos, también ha fracasado, a tal punto que la propia Hillary Clinton acaba de prometer más ayuda social para los “más pobres” de su país (Bush acaba de repartir 158 mil millones de dólares para que sectores que no son los más pobres de su país puedan pagar sus deudas atrasadas y, de esa manera, ayudar a las grandes corporaciones a cobrar deudas atrasadas con el subsidio del Estado). Quienes acusan al Presidente Hugo Chávez de “provocador” y atacan constantemente a la “dictadura comunista de Cuba”, quisieran que la lucha contra el neoliberalismo no se convierta en el combate contra el capitalismo como sistema de explotación, contra el imperialismo y su globalización actual. Anhelan un orden social que no ponga en peligro el sistema. En síntesis, defienden la tesis de que el capitalismo está en condiciones de garantizar un desarrollo más humano “para todos” (idea clave de la II Internacional socialdemócrata de principios del siglo XX). Con un poquito de humor, en el Perú podríamos derrotar al neoliberalismo blandiendo los pañuelos blancos, bailando un pasacalle de vez en cuando o una gran pandilla amazónica.

Podemos afirmar que la tendencia izquierdista que se ve crecer en América Latina está generada por las luchas de los pueblos oprimidos, de los trabajadores y de las masas indígenas, estas últimas tan importantes en Bolivia, Ecuador, como también en el Paraguay de los campesinos e indígenas guaraníes. Esta resistencia activa ha sido impulsada en unos casos, secundada en otros, aunque no siempre con una orientación muy clara, por las fuerzas y movimientos políticos de izquierda y progresistas. El programa neoliberal, como factor generador de mayores contradicciones de clase (oprimidos/opresores), no se ha aplicado en un escenario “limpio” de luchas sociales. Estas constituyen el factor principal de su fracaso.

Para los amigos del camino de la democracia burguesa “con derechos para todos”, Hugo Chávez es un “provocador” y hasta un “insolente” que osa enfrentarse al imperio y a su administrador Bush. Por eso su terror frente al movimiento bolivariano en el Perú y otros países de América Latina. No pasa por su perspectiva el socialismo, salvo el “socialismo” de la concertación chilena que ha consolidado el neoliberalismo con las más grandes desigualdades sociales y con un millón de mapuches arrojados de sus ancestrales tierras por las transnacionales de la madera y la minería. La izquierda y el socialismo se abren paso, pero no para consolidar el neoliberalismo “con rostro humano”, ni defender la democracia burguesa, sino para construir el socialismo.

Iquitos, abril 24 del 2008

Reflexiones del compañero Fidel

Los vivos y los muertos

Usted puede pensar que su pequeño barco avanza río arriba, pero si la corriente es más fuerte estará retrocediendo.
No hacer vergonzosas concesiones a la ideología del imperio, dije y lo vuelvo a repetir hoy.
Nadie leerá nunca de mi humilde pluma un elogio oportunista que envilezca su conducta.
Por esta razón, apoyo resueltamente la decisión del Partido y el Consejo de Estado de sustituir al Ministro de Educación.
Como se conoce, toda la vida, desde que tuve conciencia revolucionaria, la consagré, en primer lugar, al tema de la educación, desde la Campaña de Alfabetización hasta la universalización de los estudios superiores. Aun bajo condiciones de bloqueo económico y agresión, logramos alcanzar un lugar privilegiado y único en el mundo.
El titular de ese cargo, Luis Ignacio Gómez Gutiérrez, estaba realmente agotado. Había perdido energía y conciencia revolucionaria. No debió pronunciar los últimos discursos y hablar de futuros encuentros de educadores del hemisferio y del mundo, exaltando una obra que fue fruto genuino de numerosos cuadros revolucionarios y no personal, como pretendía hacer creer a los invitados.
Lamento realmente si alguno de nuestros abnegados maestros lo interpretara como una afirmación injusta.
Debo señalar que en el transcurso de diez años ha viajado al exterior más de 70 veces. Durante los tres últimos lo hizo con la frecuencia de un viaje por mes, utilizando siempre el pretexto de la cooperación internacional de Cuba. Por este y otros elementos de juicio, no se tiene ya confianza en él; más claro todavía: ninguna confianza.
¿Quién debía sustituirlo? Era otro aspecto del problema. Debía hacerse, y rápido. Se buscó entre muchos. Con los mejores se confeccionó una lista de quince, dos se habían desenvuelto en ese campo con notable éxito:
Ena Elsa Velázquez Cobiella, Doctora en Ciencias de la Educación, rectora actual del Instituto Superior Pedagógico "Frank País", de Santiago de Cuba. Se graduó en 1980, acumula experiencia docente en las más variadas instancias de la educación, en las cuales se destacó; con 52 años de edad, al triunfo de la Revolución tenía solo dos de nacida en la capital de la antigua provincia oriental.
Cira Piñeiro Alonso, Licenciada en Psicología, graduada con Título de Oro, Directora Provincial de Educación en Granma, 16 años de experiencia en diversas tareas docentes. Su éxito como responsable de la educación en Granma es reconocido por todo el país. Tiene 39 años.
Ambas compañeras, por sus méritos y éxitos, fueron propuestas por la comisión de candidatura y elegidas como diputadas a la Asamblea Nacional.
Las dos serán incorporadas al Ministerio de Educación: Ena Elsa como Ministra y Cira Piñeiro como apoyo a la Ministra y futuro cuadro en el cargo que se le asigne. Serán sustituidas en la actual tarea por profesionales extraídos de la cantera inagotable de nuestro personal docente y revolucionario.
En este especial e importante caso, aparte de mis apreciaciones personales, fui consultado e informado plenamente.
Cuando tuve el privilegio de ser igualmente consultado en vísperas de la elección del Consejo de Estado, no vacilé en proponer que prestigiosos jefes militares —que llenaron de gloria y autoridad moral a nuestro heroico pueblo— como Leopoldo Cintras Frías y Álvaro López Miera, maduros, modestos, llenos de experiencia y energía, con menos edad de quien con rango militar es uno de los más fuertes y amenazantes candidatos a la jefatura del imperio, fuesen propuestos a la Asamblea Nacional como candidatos a miembros del Consejo de Estado. Conozco a otros cuadros bastante más jóvenes que ellos de gran capacidad, excelente preparación y poco publicitados, con los cuales hay que contar.
No me agrada en absoluto herir a nadie, pero no puedo dudar en explicar con toda claridad los hechos para proteger la obra de las generaciones que han aportado sudor, sacrificio y no pocas veces hasta la salud y la vida por la Revolución.
Espero que mis compatriotas comprendan que el trabajo forzoso que me impuso la naturaleza en esta etapa de mi vida me obliga, ante amigos y adversarios, a expresar lo que pienso sin subterfugios y con pruebas morales a mi alcance que son irrebatibles. Asumo, por tanto, la responsabilidad plena por esta decisión, sean cuales fueren las reacciones y consecuencias.
Los libelos enemigos me acusarán de aplicar terror psicológico a partir de la autoridad moral. No lo es en absoluto para los que tengan conciencia de que el verdadero terror psicológico y físico —con infinitos sufrimientos humanos y morales para nuestro pueblo— sería el regreso del dominio imperial sobre Cuba. En ese triste caso, la causa sería no la falta de alfabetización o de cultura, sino de conciencia.
No me resignaré jamás a la idea de que al poder se aspire por egoísmo, autosuficiencia, vanidad y supuesta imprescindibilidad de cualquier ser humano.
Expresaré mi modesta opinión mientras pueda y necesite hacerlo.

¡Los vivos y los muertos lucharemos!

Fidel Castro Ruz
22 de abril de 2008 6 y 18 p.m.