lunes, 5 de mayo de 2008

EL NEOLIBERALISMO Y LA REPRESION SE ENSAÑAN CONTRA EL PUEBLO

Desde que asumimos nuestras funciones, en enero del 2008, hemos venido señalando que el gobierno aprista se ha convertido en el mejor defensor y continuador del programa neoliberal que dejó el fujimorismo y que desarrolló el gobierno toledista. Ese programa se expresa hoy en la mayor pobreza del pueblo, lo que obliga al Banco Mundial ordenar aumentar el reparto de alimentos y dinero en efectivo para que los pobres no protesten frente a las grandes desigualdades sociales entre unos cuantos ricos y millones de pobres. A esto el gobierno le llama “justicia social”. La continuación de las privatizaciones amenaza hoy con entregar a los capitalistas extranjeros todos nuestros puertos, con el cuento de la “modernización”, amenaza también a toda la Amazonía peruana con el proyecto de ley 840, que el pueblo loretano rechazó con la Consulta Popular del 24 de febrero, cuyo impacto frenó, hasta hoy, la aprobación del mencionado proyecto. El cacareado crecimiento económico basado en la explotación de los recursos mineros, solo enriquece a las transnacionales; así como el gran comercio, la agro-exportación y las operaciones financieras bancarias, generan grandes utilidades para los inversionistas privados, mientras que el aumento de los precios (inflación) de los productos de consumo golpea más a la gran mayoría de los peruanos, no solo a los más pobres, sino a los que tienen ingresos familiares menos de 2000 soles al mes. La corrupción sigue igual, como el caso del Servicio Integral de Salud en Ica y la farsa de su reconstrucción, el programa de vivienda del Banco de Materiales, las becas del Ministerio de Educación, la defensa que hace el propio Alan García al denunciado Alex Kouri, sólo para citar algunos ejemplos.

Por el lado de la represión, toda protesta es calificada de “ilegal”, “terrorista” o “dirigida por Hugo Chávez”, fantasma que asusta a los que viven explotando a la gente en América Latina. Hay campesinos asesinados por la policía, dirigentes y activistas procesados por las luchas, como el caso de los compañeros de Andoas, los campesinos y dirigentes del Alto Piura (Majaz), los dirigentes de Caballococha (caso del Profesor Rodrigo Rojas Rojas), los jóvenes asistentes a un evento político en Ecuador, etc. El programa neoliberal, como se demostró durante el fujimorismo, no se puede aplicar en paz, necesitó del golpe de Estado del 5 de abril de 1992 para imponer el programa de los ricos a través de una dictadura. Por eso, quien protesta debe ser eliminado políticamente y los “demócratas” Toledo y García usan leyes más drásticas par impedir que las masas reclamen sus derechos.

Frente al programa neoliberal, ningún gobierno regional desarrolla una política alternativa, sólo se adecuan al programa centralista, tal como ocurrió con los gobiernos regionales anteriores.

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